No podría quejarme, a pesar de las promesas rotas de Fernanda, de abrazos al frío y lágrimas secas, no podría quejarme porque así como fuiste te quizá.
No podría quejarme por esas horas de estudio, esas guías enormes y el café, porque al final salí adelante y he llegado a la facultad.
No podría quejarme de Itzel que me quiso a su modo y a su forma porque me enseñó a querer y a dar lo necesario y lo que puedo.
No podría quejarme de mis amigos a pesar de que no estamos juntos me han dado uno de los mejores años y me han compartido su amistad y sus sonrisas.
No me podría quejar de Sam que aunque estamos lejos me he dado cuenta de que la quiero y me ha devuelto mi ser.
No me puedo quejar, fue un buen año.