En las mañanas, la calle encharcada, resultado de la lluvia nocturnas nos susurran: "hay un mundo existiendo mientras duermes".
Sales de casa, sorteas pisadas en la banqueta.
Subes al autobús, le das unas monedas al chófer, buscas con la mirada un asiento y piensas,
tienes cosas por hacer (vivir es una de ellas), te sientas y respiras profundo
qué alivio seguir vivo.